viernes, 24 de octubre de 2008

Doce hombres en pugna



“Las dichas y sin sabores de nuestras interacciones y relaciones con el medio social en el que estamos inmersos dependen en buena medida de las percepciones que de él tengamos”. (Moscovici, 1991:64) Por lo tanto es necesario tomar en cuenta diversos elementos a la hora de observar, o bien, analizar una situación. El presente ensayo tiene como fin entender los acontecimientos desarrollados en el escenario de la película “Doce hombres en pugna” tomando como base teórica, ideas y conceptos extraídos desde la psicología social. El foco de atención estará dirigido hacia las interacciones que sostienen los personajes en el transcurso de la película, y en cómo estas pueden condicionar, o bien, influir en las decisiones que serán claves en el desenlace de esta historia.
La historia se desarrolla en una sala en la que se reúne un jurado integrado por 12 hombres, todos con comportamientos y roles distintos, quienes en conjunto deben decidir acerca de la inocencia o culpabilidad de un muchacho de 16 años, acusado de parricidio. Todas las pruebas apuntan hacia la culpabilidad del muchacho, pero basta con que uno de los doce hombres intente contradecir esta postura, para que en el resto de los integrantes del jurado surja la duda acerca de la real responsabilidad que carga el joven respecto de la muerte de su padre.
Desde el inicio de esta historia se puede observar la diversidad de personalidades que entran en conflicto al compartir un espacio dentro de esta sala y como cada una de estas características particulares influyen en la percepción y por lo tanto en la posterior relación que los integrantes de este jurado establecerán. Para una mayor compresión de este análisis definiremos el termino percepción como “el proceso o procesos a través de los cuales pretendemos conocer y comprender a otra personas” (Morales, 1995:40)
Morales en su libro Psicología social dice que “la gente dice y hace cosas que no esperamos, tiene intenciones que no conocemos y parece ver el mundo a través de unos ojos muy distintos a los nuestros” (Morales, 1995:40). Con respecto a lo anterior es que podemos entender las distintas posturas que este jurado adopta en cuanto a la decisión que deben tomar con respecto al caso de parricidio que se les ha designado. Cada uno de estos personajes tiene experiencias, creencias, y visiones distintas de los acontecimientos. Tienen diferentes formas de interpretar las pruebas y los testimonios que les han sido presentados para guiar esta resolución. Por ejemplo, el hecho de que el joven haya vuelto al lugar del crimen (casa) transcurridas un par de horas, es percibido de distintas formas por los cada personaje; hay quienes piensan que el joven volvió a buscar la evidencia del asesinato (cuchillo), y por el contrario hay quienes piensan que el muchacho volvió simplemente porque esa era su casa y sin tener conocimiento de los acontecimientos que ahí se habían desarrollado.
Por otra parte nos encontramos con el caso de un tipo amargado, racista e intolerante, un hombre que no respeta y se desquita con los personajes más débiles; quien basa su decisión no necesariamente en las pruebas entregadas (esto relacionado con su carácter racista y discriminador), si no en las características asociadas a la clase social y a la edad del presunto asesino, un joven de 16 años perteneciente a la clase obrera, y habitante de un sector marginal de la ciudad. Desde la Psicología social la visión que adopta este personaje se puede entender tomando en cuenta la perspectiva que hace referencia a las representaciones individuales, la cual plantea que “cada individuo construye sus propias estructuras cognitivas a partir de las interacciones con su entorno físico y social. Estas representaciones mentales serían el resultado de las experiencias pasadas del individuo” (Moscovici, 1991:65). Además con respecto a lo mismo, Moscovici plantea “Todo nuestro conocimiento está almacenado en la mente en forma de representaciones mentales. Averiguar la forma concreta que adoptan estas representaciones es de capital importancia para conocer cómo influyen en nuestra percepción e interpretación de la realidad”. (Moscovici, 1991:65)


Otro aspecto que cabe mencionar es la ‘’presión externa’’ que sufren estos hombres durante el transcurso de la película, lo cual puede determinar tanto su disposición frente a sus compañeros, como la toma de decisiones frente al caso. El hecho de estar encerrados en una sala, bajo altas temperaturas y sin comer, puede provocar incomodidad, y por lo tanto desconcentración. O quizás la proximidad con los otros personajes, puede aumentar cada vez más la irritabilidad, y por lo tanto actitudes desagradables, o mala comunicación.
Con respecto a lo anterior Morales en su libro Psicología social menciona “frecuentemente, el comportamiento social está profundamente afectado por factores o causas temporales. Estado de ánimo cambiante, emociones que varían de sentido, cansancio, enfermedad, drogas, todo puede influir en nuestras formas de pensar y de actuar” (Morales, 1995:41).
La Psicología social entrega variados recursos e ideas que nos permiten comprender el cómo y el por qué de determinadas actitudes, posturas, situaciones o acontecimientos que surgen cuando el individuo entra en interacción con su entorno. Es con respecto a esto y cada uno de los puntos expuestos anteriormente que se ha intentado de alguna manera comprender los conflictos, acuerdos, enredos, y en general los acontecimientos que se desarrollan en esta sala, en donde doce hombres, todos de distintas procedencias, ponen sus conocimientos y argumentos en el tapete para debatir acerca del destino de un muchacho de 16 años.

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